Las dificultades para conseguir el chico perfecto.
Desde chiquita siempre creí que existían los principes azules... Soñaba con encontrarme uno, casualmente, como lo hacían las de los cuentos y películas que vi hasta el hartazgo. En este momento, todavía estoy muy arraigada a ese asunto: el príncipe azul es el chico perfecto.
Cuando se tiene esa mentalidad, siempre se encuentran más dificultades de lo normal. ¿Qué es un príncipe azul? Es un personaje de cuentos que rescata a la dama en apuros, dándole el título de "heroe" en casi todas las historias. ¿Dónde se encuentra un príncipe azul? En ningún lado, porque en la vida real no existen.
Esta dificultad es la más complicada de superar, ¿cómo se encuentra a alguien que no existe? Yo me decidí por esperar a la persona indicada y decirle a él "príncipe azul". Aunque a veces me equivoque, a diferencia de las princesas, que saben que esa persona es el amor de sus vidas y viven felices, comiendo perdices.
Tenemos instalada en nuestra mente la imagen de la persona que creemos que es la indicada, es común que pensemos "para mi, el chico perfecto es alto, flaco y morocho, tiene que ser dulce, sensible, escucharme y hacerme reir" por ejemplo, y puede pasar que conozcas a alguien que no sea tan alto, ni morocho, carezca de sensibilidad o no sea tan dulce como quisieramos, pero nos gusta igual. Aun teniendo defectos y virtudes que no proyectamos en ese ideal, la persona que tenemos al frente, nos encanta.
Dicha persona se va a convertir en el "príncipe azul", siempre y cuando no haya ninguna bruja dando vueltas, porque el principito podría correr el riesgo de convertirse en sapo. Personalmente, creo que es mejor lo conozcamos siendo un anfibio y se vaya transformando de a poco antes que un príncipe con un traje que se destiña después del primer lavado.
"Suenan las doce y tendrás zapatos de cristal, príncipe azul ya vendrá, ratoncitos lo traerán... Cuando despiertes del sueño, ya no tendrá luna el cielo; debes salir a buscar ese verso... Sigue tu sueño mejor, bosque encantado tendrás, junto al conejo tambor y las blancas ardillas...", como dice León Gieco, así refuerzo mi teoría: el príncipe azul no existe y dejando atrás un vestido que nunca fue rosado, como el de las princesas de los cuentos, voy a buscar a un sapo que, a pesar de no ser ni azul, ni marrón, ni de ningún color, ni tener un caballo blanco, ni venir de una familia real, es MI sapo y por eso me encanta ♥.
En fin, ese fue mi ensayo. Así lo presenté y me sentí bastante orgullosa, porque en la modalidad en la que estoy en el colegio, si las cosas no se hacen de X manera, NO SE HACEN, y me parece que el profe de Comunicación me dió un espacio para poder decir cualquier cosa que, al fin y al cabo, era lo que sentía y quería decir. Ahora lo leo y me encantaría poder cambiarlo entero. Ese sapo que describí, fue mío hace mil años y en ese momento, aunque tenía ganas de que volviera a pasar, me di cuenta que era imposible. A pasos agigantados, al sapo lo tapó una sombra enorme. Una sombra llena de amor y ternura. Una sombra a la que hoy reconozco verdaderamente como la persona que realmente quiero para mi. Hoy me parece que vos sos, verdaderamente, mi príncipe azul. Sos mucho más de lo que creo que me merezco, pero me esfuerzo por ser cada día mejor persona y sentir que estoy en condiciones de decir "soy para él". Aunque mucho no te hayas dado cuenta, transformaste mi vida, mi mundo, TODO, y me devolviste la felicidad que había perdido hace muchísimo tiempo... Más allá de todo lo que haya escrito esa vez en el ensayo, quiero que te quede claro algo... Vos sos el príncipe más lindo del mundo, Emmanuel Mendoza y te amo con todo lo que soy.