Hasta que caí en
sus garras, yo era una chica sencilla en
permanente intento de agradarle al mundo, a los vecinos, a los compañeros, a los desconocidos, al que atiende en el kiosco, etc. Y cuando digo sencilla no digo "fea". Soy hermosa, lo vi en el espejo, pero
quizá no tan hermosa como para hacer que él desespere por mi.