2 ago 2011
No viví una infancia solitaria pero de alguna manera buscaba la soledad. Mi casa siempre estuvo llena de gente y a mi me gustaba encerrarme en el baño a mirarme al espejo, quería tener la seguridad de estar sola. Entraba al baño,cerraba con llave y a continuación me fijaba si no había nadie escondido ni en el placard de toallas ni detrás de la cortina de la bañera. Y si no había nadie me miraba al espejo y hacia caras. A veces hasta lloraba. Mirarme al espejo me daba ganas de llorar. Sin explicación las lágrimas brotaban: me gusta verme llorar, el que diga que no le gusta miente. Sino, inventaba conversaciones con alguien y me miraba al espejo a ver como era mi cara cuando me reía, cuando mesorprendía, cuando sacaba la lengua, cuando intentaba ser sexy, cuando levantaba una ceja, cuando me daba vuelta rápido y el pelo me cubría la cara. Mi cara pensativa, mi cara de interés por lo que me están contando, mi cara de "estoy entendiendo lo que me decís", mi cara de "no entiendo una mierda lo que decís", mi cara de "me duele acá" y mi puchero por si mis padres no me daban lo que yo quería. Que era siempre. Mis viejos nunca me daban la bola que yo quería: esa no era una cara que tenia que ensayar.